miércoles, 29 de abril de 2009

DESPEDIDAS


Las odio. Siempre las he odiado. Desde pequeña, cuando terminaba el verano y tenía que volver de Asturias. Me producen una sensación de tristeza absoluta.
Siempre me he preguntado para quien sería peor ¿Para quienes se quedan? o ¿para los que se van? Yo la verdad que siempre he sentido que lo peor era la circunstancia en la que me encontraba yo, ya fuese una u otra.
Lo malo de esto es la sensación de incertidumbre. Hasta cuando. El encuentro es tan efímero y la despedida tan larga. Es como una agonía en cierto modo. El miedo al que pasará mientras llega el tan ansiado reencuentro. Pero las despedidas nos hacen valorar. Valorar a las personas. Valorar lo importantes que son y el daño que nos produce la separación.
Yo siempre he sido bastante sentimental para estas cosas, que le vamos a hacer, una es de lágrima fácil y no hay nada que hacer al respecto. Y esta última vez, fui demasiado fiel a mi misma. Realmente es algo que aborrezco, el llorar en público, me encantaría ser más fuerte en ese sentido, pero es algo que no puedo cambiar. Pero los sentimientos están muy por encima de todo eso.
Hay mucho dolor. Hay distancia. Hay añoranza. Pero por sobre todo eso, hay esperanza. Porque la próxima vez toca reencuentro. Prometido ;-)

2 comentarios:

*Verito* dijo...

claro que habrá un reencuentrooo!!!!
Estoy seguraaa!!!!

Anónimo dijo...

Hay despedidas y hay hasta luego ;-)Y algunos hasta luego hacen llorar hasta los que nunca lloran. SEB