miércoles, 9 de diciembre de 2009

Lección

Hoy la vuelta de mi paseo matutino diario ha sido más educativa que nunca. Y digo educativa en cuanto análisis y experiencia, porque a estas alturas educativamente, para bien o para mal, puedo cambiar poquito.
Qué se le va a hacer pero desde hace un tiempito una tiene devoción por las tiendas de juguetes y cosas infantiles por el estilo. El que haya niños pequeños en mi círculo cercano es lo que tiene, que una toma ideas para comentarlas y si dan su fruto, pues mejor que mejor.
El caso es que hoy iba paseando por el centro y no he podido evitar entrar en una tienda a cotillear. El resulatdo: me he quedado horrorizada por una parte y absolutamente encantada por otra.

Horrorizada porque según he entrado había un niño como loco, gritando, montando un escándalo de impresión, porque el padre, que estaba pagando en la caja 4 paquetes, no le quería comprar un quinto. La solución que ha encontrado, pues comprarselo también y aún así, según salían el niño empezaba a poner pucheros por un sexto, que debía haber fichado, vamos que ni una de nosotras saliendo de Zara. Yo no soy quien para opinar, ni dar consejos, ni cosas similares pero vaya telita. La clase magistral se la ha dado otro padre que estaba también con su niño y que pacientemente le ha explicado que hoy solamente estaban comprando un regalo y que en pocos días vendría Papá Noel y tendría regalos. Puede que sea o no la mejor manera de esquivar un problema; pero una cosa está clara, a mi me ha dado una lección.
Los niños son como son, sin duda; pero son los padres y la educación que les dan, los que ayudan a forjar sus personalidades. ¡A ver si de una vez por todas nos damos cuenta!

1 comentario:

Anónimo dijo...

he de ahí la importancia de mi profesión...educar es tocar una vida, pero los padres tienen el papel fundamental, sin lugar a duda. Nosotros somos la mitad del apoyo a esa base educativa. 50 por ciento.

Un beso, M&M...