miércoles, 6 de enero de 2010

Rosconcito de mi alma


El roscón. Ese gran amigo, por lo menos mío. No es que a mi él me tenga un amor especial, pero yo es verlo a principios de diciembre en las pastelerías y revolucionarme. Pero ¡cómo puede estar tan rico! eso sí, sin rellenos y quitándole una a una las frutas escarchadas.
Cambiaría todos los dulces de navidad, por él. Salvaría quizás a algún polvorón de los típicos de envoltorio tipo caramelo, por variar. Pero para mí unos reyes sin roscón son imposibles. Si no que se lo digan a mi querida Cris que tuvo que recorrerse 500 km a Asturias conmigo y yo con mi maleta y mi roscón envuelto. Fue porque en el pueblo sólo los había de esos de supermercado, no los auténticos. Y dejadme que os diga, los roscones buenos tienen que ser pastelería, los otros tienen una textura blandengue tipo donut que no me vale.
¿Sabeis?Yo voy a ser la "tía" del roscón. Digo lo de tía porque a saber que me depara a mi el futuro. Lo que tengo claro es que cuando sea más mayor el día de Reyes va a ser una parada obligatoria en mi casa(qué bien suena eso de MI casa!jeje)chocolate con roscón y regalitos y al que le toque la sorpresa que respire tranquilo, que no tendrá que pagar. Mis más cercanos lo saben y está más que aprobado. Porque aunque no vaya a tener sobrinos naturales, adoptados de mis majas tendré unos cuantos seguro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

claro q sí! a mi futuros Juan y Sofia les tendrás como sobris segurísimo! ya estoy viendo la situación...
- Mamá, vamos a casa de la tía Miri a comer roscón...




María