miércoles, 25 de febrero de 2009

Cómo hablar

Esta mañana, justo antes de salir de casa, me he dado cuenta de que se me habían estropeado los cascos. Teniendo en cuenta que me esperaba un trayecto en autobus de unos cuarenta minutos (en metro sería apenas la mitad pero buff, me da una pereza), casi me da algo, pero he tenido suerte. El conductor era bastante jovencito y nada más subirme, me di cuenta de que estaba escuchando Cadena Dial en un volumen lo suficientemente alto como para que yo lo escuchase desde uno de los asientos de la parte de atrás, porque sentarme en la parte delantera de los autobuses no me motiva lo más mínimo. El caso es que he ido bastante entretenida mirando por la ventanilla, además me senté en el lugar donde hay cuatro asientos y fui sóla todo el tiempo. Estupendamente. La música estaba bastante bien, todo en español, Sabina, El canto, lo nuevo de Conchita y Amaia Montero entre otros. Nada fuera de lo normal tampoco. De repente ha sido como si en cierto modo se parara el tiempo y ha sonado la canción Como hablar de Amaral pero la versión que canta con Antonio Vega. Me encanta. Y en ese momento mirando por la ventana y mientras el autobus pasaba por la calle Fuencarral, he comenzado a fijarme en la gente. A darme cuenta de como se cruzan las vidas de unos y otros. De lo diferentes que somos cada uno y lo parecidos a la vez. De la cantidad de cosas diferentes que está haciendo a la vez un grupo de personas en un espacio relativamente reducido. Una chica paseando en bici, una pareja besandose a la salida de la oficina de alquiler de la juventud (o algo así), un técnico subido en una escalera arreglando no sé qué en una fachada, tres turistas intentando ubicarse en un mapa imposible, repartidores de coca-cola con su carrito cargado hasta arriba de cajas con botellas puede que llenas, o quizá vacías. También gente que caminaba por la calle sin más. A lo mejor con intención de llegar a sus trabajos, de ir de compras o simplemente porque habían quedado con alguien cercano para tomar un café. Todas estas personas y yo compartiendo todo eso de alguna manera con todos ellos, siendo partícipe sentada en mi asiento tras el cristal. Me ha invadido una sensación de paz y de buen rollo que no os podéis imaginar. Además nada más bajarme del autobus tenía una persona maravillosa con la que compartir café, charla y alguna que otra preocupación.
Ha sido una combinación perfecta. Una canción que te remueve y te hace sentir y un lugar repleto de vida y actividad.
Por cierto, miércoles de ceniza. Yo cumplí.
http://www.youtube.com/watch?v=jYQ-3tFltME

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